9 de octubre de 2018
Adolescencia: Un Laberinto de Transmutación
La infancia acaba en el laberinto de la adolescencia. Una suerte de pasillos psicológicos, biológicos, sexuales y sociales por los que tendrán que transitar todos y cada uno de los individuos que optan a convertirse en adultos.
Un laberinto donde se esconde un Minotauro: mitad bestia, mitad humano. Un sitio peligroso e inseguro, lleno de dilemas y conflictos. Aunque también es un espacio maravilloso, lleno de descubrimientos y experiencias únicas.
Un lapso de unos años, en el que la libertad, el sentirse perdido o sin escapatoria, la vida, la muerte, los deseos y las pasiones, toman una dimensión clara y hacen que el Teseo que se esconde en cada adolescente acabe transmutando.
Algunos podrán salir del laberinto convertidos en héroes de su propia vida, habiendo domado, comprendido y conocido a su Minotauro interior. Otros desgraciadamente nunca saldrán de él.
El adolescente (como Teseo en la mitología) es fuerte y valiente, impetuoso y rebelde. Y es en el laberinto cuando emprenderá el camino del autoconocimiento, la autodefinición y autoaceptación.
Su autoestima también estará en ocasiones perdida en los pasadizos y deberá encontrarla pues será una de sus mejores armas para luchar.

La adolescencia es un laberinto con una sola salida: la adultez.
Tomar un camino u otro no le será fácil porque cada paso es una ruptura: Una ruptura del niño que era antes, de las creencias que tenía ese niño, de los paradigmas construidos hasta ese momento en torno a su familia y sus padres, una fractura de su propia identidad y personalidad.
En cada galería encontrará un nuevo peligro, pues no solo deberá enfrentarse a su propia bestia: entrará en un espacio desconocido de cambios físicos y psicológicos desconcertantes, no reconocerá su propio cuerpo y tendrá que aprender a estar cómodo dentro de él.
Sentirá impulsos, muchas veces incontrolables, tendrá miedo a la responsabilidad que trae consigo crecer y muchas veces la rechazará. Puede que algún callejón le lleve por conductas sociales de riesgo, en su búsqueda de la salida sentirá necesidad de pertenencia a un grupo y se unirá a otros Teseos que vagan por sus propios laberintos, ellos le ayudarán a tomar decisiones, pues será muy influenciable por su entorno, aunque no siempre el camino tomado será el mejor.
Buscará los límites y las normas para sentirse seguro…aun así, intentará traspasarlos.
La adolescencia es una etapa de transmutación y cambio, una vez que se ha salido del laberinto solo queda una vía: Ser Adulto. Y por eso, por definir el adulto que queremos ser, por aceptar nuestra propia existencia es tan difícil pasar por él.
Como padres, ver a nuestros hijos entrar nos produce también un laberinto de emociones, probablemente porque recordamos nuestro propio laberinto, porque conocemos los peligros que hay dentro de él.
Muchas veces no sabemos cómo actuar durante esta etapa: sabemos que es un camino que necesariamente deberá transitar nuestro hijo y no queremos que se pierda en él. Pero no tenemos siempre claro que batallas debemos ayudarle a luchar y en qué frontera debemos ser flexibles para que encuentre una salida.
Tal como en el mito del Laberinto del Minotauro, tenemos la opción de ofrecer, un Hilo de Oro que ayude a nuestros – ya no tan pequeños- Teseos a salir victoriosos del laberinto.
Un hilo de confianza y comunicación que puedan seguir cuando se encuentren desorientados. Un hilo del que podamos tirar si el peligro que le acecha es potencialmente mortal. Una hebra que entregaremos durante la niñez y que se consolidará para ser una herramienta de educación, crianza y principios.
No tenemos el Hilo de Oro definitivo y universal (básicamente porque no existe), pero podemos darte más información acerca de los cambios que se producen en la adolescencia y cómo afrontarlos como padres, en nuestro podcast https://www.ivoox.com/10043612