24 de julio de 2017
¿Cómo criar a un niño de Altas Capacidades?
Cuando tenía 22 meses llevé a mi hijo a las fiestas del pueblo, paseamos por plaza y le compré un globo lleno de helio: Era una brillante y alegre figura de su personaje de dibujos favorito. El vendedor le ató la cinta a su muñeca y él se sintió feliz, recuerdo que movía su mano y bailaba. En algún momento, la genial idea del feriante se convirtió en molestia y me pidió que lo desatara… Le advertí que podría escaparse y por supuesto le amenacé con aquello de “si se va, no voy a comprar otro”… pero finalmente se lo di. A lo largo de la mañana observó que a otros niños se les escapaba su globo (con la correspondiente pataleta) mientras él estuvo jugando mucho rato con cuidado y asía fuertemente el extremo de la cinta que amarraba su tesoro. Y así, sin esperarlo, en algún momento miró al cielo y simplemente lo soltó. ¡Me quedé estupefacta! me disgustó y me sentí desconcertada por su acción, él se limitó a observar el globo hasta que desapareció. Días después de este episodio, durante un trayecto en el coche me preguntó:
-¿Mamá la tierra es redonda verdad?
-Si
-¿Y yo estoy abajo o arriba?
No entendí la intención de su pregunta, y pensé que sería difícil explicar a un niño de menos de 3 años la teoría de la gravedad, por lo que mi respuesta fue otra pregunta:
-¿Por?
-A ver mamá –dijo mientras hacia un circulo con una manita y señalaba con la otra– Si yo estoy aquí y mi globo se ha ido arriba, ¿Dónde van los globos de los niños que están aquí? ¿Van abajo? ¡No puede ser! Los globos solo van arriba ¿no? ¿Por qué no se caen esos niños?….
De anécdotas como estas tengo lleno mi recuerdo, me parecía divertido que mi hijo se cuestionara el funcionamiento de las cosas, soltó el globo a modo de experimento y pasó días dándole vueltas al resultado, y aunque ahora sé que su razonamiento no era el esperado en un niño de su edad, en aquel momento no me sorprendió.
Algunas personas cercanas (el personal de la guardería, pediatra, vecinos, etc.) me hicieron algunos comentarios acerca de lo “espabilado” que era mi hijo, pero yo no tenía punto de comparación, no conocía ni había en mi familia otros niños, así que no sabía lo que es “normal” o no, para mí era un simple cumplido. ¡Claro que mi hijo es listo! ¿Qué madre no piensa eso?
La realidad la conocí con la entrada al sistema educativo, pronto mi hijo comenzó a tener “problemas” en clase: a pesar de ser un niño muy alegre no socializaba con todos, era muy selectivo en sus juegos, no respetaba el turno de palabra, siempre preguntaba todo, se negaba a probar algunos alimentos en el comedor escolar, le picaba la tela del uniforme, se frustraba con facilidad si no hacia las cosas bien, era muy distraído, obedecía poco, tenía mucha energía, “no paraba”…
En el centro educativo sugirieron que el niño podría tener algún tipo de déficit de atención y me recomendaron ir a un psiquiatra, pero yo pensaba que mi hijo no podía tener TDAH (sea lo que sea eso) porque él pasaba horas jugando al LEGO concentrado, veía documentales completos sin moverse y era capaz de empezar y acabar algo si le gustaba la tarea, sin embargo, dado que su profesora me decía que no era capaz de controlar sus impulsos, accedí a que le realizaran las pruebas. A pesar de que éstas demostraron que no tenía un trastorno, desde el centro insistieron en que no era “normal” y que YO debería buscar alguna solución y controlarle.
Así empezó la travesía de educar a un niño de altas capacidades, no sabía a lo que me enfrentaba, no sabía por qué se comportaba diferente, no sabía cómo controlarle. No sabía que quién tenía problemas era el sistema educativo y no mi precoz hijo.
¿Cómo criar a un niño de Altas Capacidades?
Definiciones de AA.CC hay miles, aunque me he documentado mucho, lo cierto es que sigo sabiendo poco del tema, de lo que si estoy segura es que estos niños parecen venir “de serie” con algunas características que los hace entender el mundo que les rodea de manera distinta: Son precoces e intensos emocionalmente por lo que todo lo que les digan o hagan lo sienten profundamente, tienen buena memoria, suelen tener hipersensibilidad sensorial (de ahí que le molesten ciertos sonidos o se resista a limpiarse la boca por la textura de la servilleta), cuestionan la autoridad y necesitan razonar las normas, tienen muy buena memoria, son autocríticos, perfeccionistas y competitivos lo que suele traducirse en baja tolerancia a la frustración. Son distraídos, la mayoría están siempre “en su mundo” porque perciben más cosas de las que vemos nosotros y se sobrecargan mentalmente, se bloquean con las cosas repetitivas pues son muy creativos.
Cada niño es diferente y yo os hablo desde mi experiencia, por lo que más que una definición tengo un hecho claro:
Un niño con AA.CC no es solo un niño con el coeficiente intelectual encima de la media.
Afortunadamente me quité los prejuicios que rodean a los psicólogos y acudimos a un centro que hasta día de hoy nos ha facilitado las herramientas para disfrutar de esta travesía:
- Nos ha servido de mucho conocer lo que es la disincronia evolutiva (los expertos nombran así lo que yo por tantos años no entendía ¿Cómo es posible que mi hijo se plantee preguntas filosóficas profundas y aún le guste comerse los mocos?)
- Hemos entendido que necesitan disciplina y nos han ayudado a encontrar ese equilibrio con la flexibilidad que le permita desarrollar su talento o simplemente satisfacer su curiosidad (hemos trabajado la parte de “controlarle” en la que tanto insistía el colegio).
- Ha superado la ansiedad y la falta de autoestima, porque sentirse diferente e incomprendido le generó muchos problemas que llegaron a somatizarse físicamente.
- Trabajamos constantemente la discriminación que nos rodea (Si, hay discriminación por parte de los profesores que creen que como el niño es listo siempre debe sacar 10, por parte de las madres de los compañeros que se ponen en plan competitivo –“tu hijo no es más listo que el mío”-, por parte de los compañeros que puede convertirse en casos de acoso, etc.)
Creo que sin atención psicológica mi hijo estaba abocado al fracaso rotundo a nivel social, académico y personal*, porque el mundo puede ser un lugar hostil cuando tienes intereses diferentes a los de los demás niños de tu edad, cuando preguntas en clase y los profesores te dicen que eres molesto, cuando sales al patio y prefieres hablar de mitología que jugar al fútbol… A estos niños les cuesta encontrar un sitio en el rígido sistema pedagógico actual.
Como padres estamos llenos de inseguridades y cometemos errores, pero estamos aprendiendo a no victimizarnos y a entender el proceso de crianza como algo global y natural, lo cual nos ha permitido disfrutar y darle lo mejor de nosotros a nuestro hijo. Nadie tiene las respuestas, no existe una verdad ni una fórmula mágica para criar a ningún niño, pero ayuda mucho rodearse de profesionales.
Como en toda travesía el camino está lleno de aventuras, algunas muy duras y dolorosas, otras que te llenan de alegría y orgullo, pero todas forman parte de nuestra vida.
Ya no tengo un niño de altas capacidades, tengo un preadolescente y la travesía sigue. Sé que esta etapa es bastante complicada tengas el coeficiente que tengas, no os voy a mentir, me temo que lo que pasaremos no será más fácil que lo anterior, pero contamos con apoyo psicológico y por recomendación de su terapeuta pertenecemos a una asociación afín a este mundo que nos brinda apoyo.
*Las cifras de fracaso escolar y depresión entre la población de AA.CC son alarmantes.