30 de noviembre de 2018
Locura, arte y sociedad
El imaginario colectivo está lleno de creativos arquetípicos que han destacado en disciplinas tan variadas como la pintura, el cine, la música o la escritura. Genios de pensamiento divergente que se salen de las normas, excéntricos y a veces histriónicos, con una personalidad brillante y única pero además… pensamos que están un poco locos.
¿Seguimos creyendo en pleno siglo XXI que para ser genio hay que estar loco o que los locos son un poco genios en general?
El concepto de locura depende de la época y las ideas hegemónicas del momento histórico en el que se analice. Por tanto es una idea subjetiva y puede llegar a ser ambigua.
En la antigüedad, se creía que ese tipo de comportamientos eran producto de una posesión divina o demoníaca. Posteriormente en la antigua Grecia cobró fuerza la idea de que la bilis negra era la responsable de aquella melancolía. Hasta dar con una explicación clínica en la Ilustración, la humanidad ha llegado a hacer cosas atroces para curar el desequilibrio mental: Exorcismos, lobotomías, exilios o hacinamiento en un barco sin timón a la deriva en el mar.
Y a lo largo de todo este proceso siempre ha habido un nutrido grupo de personas que siguen pensando que existe un vínculo entre locura y arte.

“La noche estrellada” Van Gogh
¿Hemos descubierto el límite entre enfermedad mental y creación artística?
La historia nos demuestra que la creatividad y la locura han ido de la mano muchas veces, pensemos si no en Edvard Munch, Virginia Woolf, Vincent Van Gogh, Lewis Carrol o James Joyce genios con enfermedades mentales que han legado patrimonios artísticos a la humanidad más allá de su condición.
O más recientemente a Kurt Cobain, Syd Barrett o Woody Allen, diagnosticados y abiertamente enfermos mentales. Entonces, ¿hace el trastorno a llevar una vida errática que tiene como consecuencia la creación o a partir de la genialidad de la creación la vida se vuelve delirante?
Existen estudios contradictorios y la mayoría no establecen una asociación directa, sin embargo, algunos científicos consideran que a nivel de la química del cerebro sí existe un vínculo muy cercano entre pensamiento creativo y esquizofrenia, pero además en el debate entran otros factores más allá de los puramente físicos. Podríamos incluir razones espirituales o centrarnos como es nuestro caso, en las manifestaciones psicológicas, adentrándonos en conceptos como psicosis, neurosis o delirio.
Según Foucault, la locura no se puede encontrar en estado salvaje, es necesario que exista una sociedad para que la persona esté al margen, además para él era llamativo que el arte fuese algo que atañe a los objetos y no a la vida de los individuos.
¿Entonces el vínculo que une locura y arte es la sociedad?
El arte es también una exteriorización social de un pensamiento o un sentimiento, porque la creación (bien sea pintura, escritura, escultura, danza o cualquier otra manifestación) tiene un sentido para el que la genera, pero cobra sentido también para quien lo ve, consiguiendo provocar, entretener o transmitir.
Puede que la sociedad sea el link que conecte ambos conceptos o puede que sea una causa o un efecto. En todo caso es el marco en donde se desarrollan y manifiestan ambas.
¿En qué punto la locura es paralela a la cordura? En esta sociedad es muchas veces necesaria la desconexión de la realidad para no volverse loco, ¿no?
Puede entonces, que de alguna forma todos tengamos una propensión a ambas (locura y creatividad) dependerá de los conflictos que vivamos y la manera que tengamos de afrontarlos y expresarlos que acabemos siendo creativos aunque no lleguemos ni a genios ni a seres alienados.
Este artículo no pretende dar respuestas absolutas, más bien es una reflexión acerca de la respuesta creativa como una demanda psicológica, un pensamiento sobre los estigmas de las enfermedades mentales o las excentricidades de los artistas. No definiremos si existe conexión biológica, espiritual, existencial, psicológica o social entre Locura y Arte. Porque el debate sigue abierto y seguirá fluctuando en la medida que nuestra sociedad cambie y nuestra forma de hacer arte siga siendo única.
Lo que sí podemos afirmar es que el Arte es en sí una terapia para -sin trepanar ningún cerebro – extraer la piedra de la locura para quien quiera sacarla.

Obra de Marcos Isabel