15 de septiembre de 2022
Cuando actuamos sin pensar: Acting Out
“Donde el lenguaje se detiene, lo que sigue hablando es la conducta”
Francoise Doltó
Mecanismo de defensa
El acting–out o Actuación es un mecanismo de defensa psicológico, en el cual, una conducta es llevada a cabo de forma impulsiva e inconsciente, sin comprender los motivos de esa conducta.
Es decir, cuando hacemos algo sin entender por qué lo hacemos.
¿De qué nos defendemos? De situaciones emocionales amenazantes, de origen interno o externo.
Ante la incapacidad de poner palabras a los sentimientos o emociones, la persona inconscientemente actúa el conflicto a través de la acción impulsiva.
En lugar de interiorizar o asumir las situación conflictiva, se lleva a cabo una representación simbólica de los sentimientos.
Es como si fuéramos actores actuando un papel que no hemos escrito. Generamos una puesta en escena… y ¡Acción!
Ejemplos
- Tener un accidente antes de un evento al que no quiero asistir y no me atrevo a reconocerlo.
- Reaccionar de forma agresiva ante un dolor que no sé manejar.
- Dormirme ante un examen que me aterra.
- Vomitar ante una situación que no puedo digerir.
- Consumir mucho alcohol como reacción a una represión extrema, o tener conductas sexuales de riesgo.
- Romper inesperadamente con una pareja por no poder con la presión laboral y necesitar aliviar responsabilidades.
Peligros
Lo dañino de este mecanismo de defensa suele ser, por un lado, las consecuencias reales de esos actings. Como actuamos sin pensar, terminamos cayendo en situaciones no deseadas. A veces sin vuelta atrás.
Por otro lado, no entender lo que ocurre realmente hace que no podamos poner remedio a lo que nos pasa. Cuando no resolvemos, repetimos y repetimos la misma caída con la misma piedra.
Adolescentes
Este mecanismo es habitual en niños y adolescentes, ya que están en proceso de desarrollo del lenguaje emocional y de la capacidad de reflexión.
Los niños desde bebés se expresan con su único medio de comunicación, que es el cuerpo. Por eso tienden a somatizar los conflictos, vomitan, se marean, les duele algo. Cuando crecen y con ellos su capacidad simbólica, a veces actúan de forma en que los padres no comprenden. Ni ellos mismos saben por qué hacen algunas cosas.
Poco a poco van aprendiendo a regularse, pero la incapacidad para entender y procesar sus emociones hace que actúen sin pensar, sobre todo en la explosión de la adolescencia, que es una etapa muy intensa e impulsiva.
¿Qué podemos hacer?
Ser conscientes. Ante la acción impulsiva, invitamos a la reflexión. Analizar nuestros sentimientos.
Cuando no podemos hacerlo porque nos cuesta vernos, es necesaria la ayuda profesional. La psicóloga te puede ayudar a entender, a conectar todos esos hilos que parecen no tener sentido, a poner palabras a estos actos inesperados.
En caso de niños y adolescentes les conviene tener su propio espacio terapéutico.
La terapia es un espacio para pensar.
Artículo escrito por Silvia Igualador, psicóloga.