27 de abril de 2017

Disfruta tu sexualidad sin Complejos ni Miedos

La sexualidad es un aspecto central en la vida de todo ser humano, es un concepto amplio y dinámico que se desarrolla a través de la interacción de factores biológicos, físicos y socioculturales. La interrelación  de esos elementos, a lo largo de todas las etapas de nuestra vida, nos determina como sujetos e influye en cómo nos comportamos con los demás, por lo que disfrutar de la sexualidad sin miedos ni complejos depende de muchas variables.

¿Por qué tenemos complejos y/o miedos?

El miedo y los complejos son actitudes psicológicas que pueden tener múltiples causas conscientes o inconscientes. Por lo que pueden desarrollarse o manifestarse en cualquier etapa de la vida.

Algunas veces el origen está fundamentado en algo objetivo (como abusos sexuales o factores orgánicos), pero la mayoría de las veces los miedos y los complejos derivan de situaciones o sentimientos subjetivos.

Puede que se trate de motivos de índole cultural como la educación sexual que hayamos recibido (o la falta de ella) ya que las actitudes hacia el sexo en la edad adulta se modelan en nuestra infancia, o puede tratarse de inseguridades con respecto a nuestro físico (problemas de autoestima o complejos por no llegar a los cánones de belleza establecidos) o social (por ejemplo miedo anticipado al fallo de no cumplir el rol supuestamente correcto dentro de una relación). O incluso puede tratarse de una combinación de varios.

Un gran obstáculo, no solo para la vida sexual

Tener miedos y complejos es bastante común, pero dejar que interfieran en nuestro disfrute y nos condicionen tiene consecuencias negativas. Algunas veces esos obstáculos son los desencadenantes  de disfunciones que se convierten en problemas de pareja o en patologías psicológicas.

Pero las consecuencias de esos obstáculos no se limitan solo a la cama, cuando nuestras construcciones mentales no nos dejan disfrutar de nuestro cuerpo, nos limitamos y sufrimos en muchos aspectos, más allá de las disfunciones propias del coito, no gozar de salud sexual puede implicar problemas profundos en otros terrenos.

Vivir una sexualidad sana nos ayuda a desarrollarnos satisfactoriamente como individuos en todos los ámbitos y condiciona la manera de vincularnos con los demás, ya que todas nuestras relaciones (de trabajo, familiares, sociales, etc.) se ven afectadas por nuestros sentimientos y pensamientos. La salud sexual forma parte de nuestra salud general, por lo que si nos encontramos en situación de insatisfacción, aversión o displacer, debemos buscar ayuda profesional para tratarlo cuanto antes. Tanto si tenemos pareja como si no, debemos dar importancia a este aspecto de nuestra psicología.

Si somos conscientes de nuestra sexualidad en todas sus dimensiones, aceptando nuestro cuerpo y entendiendo nuestro género, podremos disfrutar sin inhibiciones ni temores, lo que se traduce en una vida más sana.