10 de febrero de 2017

La importancia de la educación nutricional en el tratamiento de los trastornos de la alimentación

El Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) se debe a varias causas y afecta a todos los ámbitos de la vida (psicológico, salud, social, etc), por lo que el espacio para mejorar el estado nutricional también es necesario. Es ahí donde la persona aprenderá nuevos hábitos saludables adaptados a su estilo de vida y siempre respetando sus preferencias.

Como nutricionista con amplia experiencia en TCA puedo decir que no hay una forma de trabajar estandarizada, si no que hay que adaptar el ritmo, los conceptos nutricionales a explicar y las pautas a tratar a cada caso. Depende del perfil de la persona, si es una anorexia restrictiva o purgativa, una bulimia con medidas compensatorias o no, un TCA mixto, etc…

En la primera consulta llevo a cabo una valoración nutricional completa donde paso una encuesta para conocer los hábitos actuales, tomo unas medidas antropométricas y reviso la última analítica. En ésta primera cita es muy importante saber las motivaciones que le mueven al paciente para venir a consulta y así adecuarme a ellas. También  en ésta primera toma de contacto explico cómo vamos a trabajar e insisto en que todas las propuestas para modificar hábitos se irán haciendo poco a poco para dar tiempo a que se consoliden. La frecuencia en las citas suele ser quincenal o mensual.

Para mí es muy importante que la persona que viene a consulta se encuentre a gusto y tenga la confianza de delegar en mí su plan nutricional, para quitarse paulatinamente la gran preocupación hacia las comidas y poder relajarse en este sentido.

En los casos de riesgo vital sí que urge una rápida intervención nutricional a fin de evitar una hospitalización, pero incluso en esos casos adapto las recomendaciones nutricionales a los límites y miedos personales para que les resulte más fácil lograr los objetivos que previamente hemos marcado.

También tengo muy en cuenta las preocupaciones y obsesiones con el peso, y respeto, siempre dentro de un rango sano, las preferencias de cada uno. Voy trabajando con la aceptación del cuerpo, pues a veces se desea tener una silueta muy alejada de lo real y lo saludable, lo cual produce un profundo malestar.

A través de la educación nutricional voy explicando el por qué de las recomendaciones nutricionales que doy, ya que considero que es más probable cambiar un hábito si se entienden y se comparten las razones y los beneficios de hacerlo. A veces es mejor empezar con pautas nutricionales más abiertas como por ejemplo establecer 5 comidas o aumentar la ingesta de agua (en algunos casos de anorexia), y otras veces es preferible ir directamente a un menú personalizado porque la persona se encuentra más perdida (en algunos casos de bulimia), pero como dije antes no hay ningún protocolo estándar y hay que estudiar cada caso.

También trabajo con los familiares, siempre que sea posible. Si los familiares tienen creencias erróneas en cuanto a la nutrición pueden estar manteniendo la enfermedad.

El objetivo final es encontrar la identidad alimentaria de cada persona y que se sienta bien con lo que come y con su cuerpo, sin existir peligro nutricional, es decir con un IMC óptimo y sin atracones ni conductas compensatorias.

Y en todo éste proceso me resulta fundamental la comunicación con los demás profesionales para poder trabajar en la misma línea.