1 de marzo de 2022

El autocuidado

El autocuidado es esencial para nuestro bienestar emocional y hoy una de nuestras pacientes nos habla del arte de mimarnos: la importancia de cuidarse y quererse bien… y no de cualquier manera. Sigue leyendo.

En los últimos tiempos hemos podido presenciar una romantización del autocuidado, aplicándolo en baños de espuma de los que sacar una foto, copas de vino, comer chocolate como algo excepcional, encender una vela aromática… todo esto como la comercialización de una idea, como si necesitásemos comprar una rutina facial para aprender a mimarnos o comprar ese vestido que nunca nos vamos a poner.

Ni que decir tiene que el cuidado no empieza ahí. El autocuidado nace en nosotros y nosotras, es la forma en la que nos hablamos, lo que nos decimos al mirarnos al espejo. Es aprender a tratarnos como a una amiga, a valorarnos: con nuestras curvas, nuestras cicatrices, nuestros rasgos que nos hacen ser quien somos. Es también aprender que tenemos derecho a querernos y que eso no es falta de humildad sino mimo a lo más preciado de nuestras vidas: nosotras y nosotros mismos.

El autocuidado es comer sano y también comer chocolate. No como afán de darnos un premio, sino cuando de verdad nos lo pide el cuerpo, que es más sabio que ninguna dieta. También es hacer deporte, no para tener un cuerpo de revista sino para sentir la vida vibrando en ti. Porque el autocuidado va mucho más allá de lo físico, nace en nosotras y nosotros al tomar pequeñas decisiones, al cancelar un plan porque no te sientes cómoda, al organizar lo que te apetece y rodearte de gente que lo apoye, al decidir no fumar porque te hace daño o al tomarte un zumo en lugar de la copa que te sienta mal pero todo el mundo pide.

El autocuidado nace en nuestras decisiones de cada día, siendo nuestra mejor amiga, entendiendo que nuestro cuerpo es un hogar, no una cárcel y debemos decorarlo a nuestro gusto. Sí. Con ese vestido, con ese cambio de look, con un tatuaje… Pero para decorar un hogar antes hay que plantar unos cimientos metafóricos que nos mantengan rectos, en pie. Saber qué hombre o mujer quieres ser y hacer el camino necesario para lograrlo, mantener nuestra mente activa y, sobre todo, reconocer el derecho a querernos de manera que enseñemos al mundo cómo debe amarnos.

—Sofía López