12 de noviembre de 2015

El duelo: un proceso necesario para superar la pérdida

El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida. Esto incluye la muerte de un ser querido, pero también una ruptura sentimental, la pérdida de un vínculo emocional, de una etapa de la vida, de un lugar, de un ideal…

Las emociones desencadenadas son una respuesta completamente saludable y, de hecho, necesaria para continuar con nuestras vidas.

Sin embargo, no todos los duelos son iguales: la forma de pensar y de ser de cada uno hará que varíe el tiempo necesario para superarlo y la forma de expresar dicho duelo.

Es importante darse cuenta, tanto para afrontarlo uno mismo como para ayudar a personas de nuestro entorno, que no hay una única forma correcta de afrontar el duelo.

La pérdida deja síntomas tanto mentales como físicos que son completamente normales y que varían. Por eso mismo, instar a expresar de forma explícita las emociones puede ser positivo y un alivio para algunos y convertirse, para otros, en una práctica incómoda e incluso contraproducente.

Por eso, queremos aportar algo de luz sobre este proceso, explicando las 4 tareas para la superación del duelo que presentó el psicólogo americano J. W. Worden:

  1. Aceptar la realidad de la pérdida: es decir, afrontar el hecho de que la persona ya no está. Este proceso implica no sólo la aceptación racional, sino también la emocional.
  2. Identificar los sentimientos de la pérdida: es importante afrontar el dolor y no resguardarse de él. Analizarlo para poder identificar cuales son las emociones que nos sugiere. Éstas pueden variar desde la pena, la soledad, la culpa, la ira, etc. Es importante darse cuenta de que no todo el mundo sufre con la misma intensidad ni lo expresa por los mismos canales.
  3. Adaptarse a un medio en el que la persona está ausente: esto significa que es necesario recolocar la vida tras la pérdida; asumir roles o tareas que hasta entonces no se habían desarrollado (adaptación externa) y también asumir los cambios que la pérdida ha efectuado en uno mismo (adaptación interna).
  4. Recolocar emocionalmente al fallecido o ausente. Es decir, ubicar emocionalmente al fallecido (o a la ex-pareja en su caso) en nuestra vida para que continúe habiendo una vinculación con él –de modo que nos permita crecer como personas y aprender de la pérdida- pero sin que esto obstaculice o detenga nuestra vida. Es decir, se trata de un proceso de normalización.

Duelo patológico ¿Cuándo y cómo puede ayudar la terapia?

En algunos casos el proceso de duelo se desvía de su curso normal, debido a su intensidad, duración o las acciones o decisiones “tóxicas” que puede acarrear. En estos casos se puede identificar como duelo complicado o, incluso duelo patológico.

Los síntomas pueden ser los mismos que en un proceso de duelo habitual, pero con una intensidad o una duración excesiva.

Algunos de ellos son:

  • Un período de tiempo de duelo extraordinario y con una intensidad que no merma con el tiempo. Este período varía, como ya comentamos antes, pero en todo debe ser un proceso decreciente.
  • Un dolor exagerado, que lleva a episodios de ansiedad o depresión continuas. En algunos casos, puede desembocar en conductas de evitación o abstracción como el consumo de drogas, fármacos, alcohol, etc.
  • Comportamientos llevados cabo de manera irracional para evitar el sentimiento de duelo. Este tipo de comportamientos, como el “olvido de la pérdida”, pueden identificar un duelo patológico enmascarado que necesita tratamiento.

En estos casos, acudir a terapia puede ser de gran ayuda para identificar las partes del duelo que no se han superado, analizarlas y trabajar en ellas.

La pérdida de un ser querido o de un vínculo emocional especial puede ser algo duro y complejo: es perfectamente comprensible pedir ayuda especializada para superarlo y poder continuar con nuestras vidas.