8 de mayo de 2014
La lúcida experiencia terapéutica de Mario
El siguiente, es el testimonio de la lúcida experiencia terapéutica de Mario:
Hola, soy Mario, tengo 29 y hace año y medio me di cuenta de algo importante…estoy vivo.
Muchas veces uno no termina de hacerse cargo del sitio que tiene en todo este caos que llamamos “Mundo” o “vida cotidiana”.
La mayoría de la gente ve como todo pasa sin más, sin llegar a comprender y ni siquiera el plantearse tener una conciencia real de sí mismo.
Es por eso que acaba imitando clichés manidos y siempre repetidos…como unos estándares de actuación humana.
Dicho esto, el peligro que he sentido y vivido en mi es el “sentir de marioneta”, me explico:
Cuando alguien es receptáculo de todas las opiniones, maneras de pensar, sentimientos y miedos del entorno que le rodea pasa a formase como una marioneta humana.
La cual es controlada por todos y nadie a la vez.
Actuando en el Teatro de la Vida con papeles diferentes, según tiren los hilos.
No tienes carácter formado, no sientes ni padeces nada como propio.
Vives una vida compuesta por las aportaciones externas, el vacío inunda tu interior y nada más que ves sombras que fluyen en un círculo sin fin, siendo al final espectador de tu propia obra.
Las situaciones se complican: desde comprar el pan en la tienda del barrio, a mantener una relación de pareja.
Tus trabajos llevan derroteros que no tienen sentido para una persona adulta, y la autocompasión te lleva a poner un fin último a algo que no se puede ni clasificar como existencia.
La realidad es demasiado cruda de aceptar para alguien que no dispone de ningún recurso propio para salir adelante día a día.
Pero…justo antes del colapso final algo ocurre.
Se que he tenido suerte, o mejor dicho, en parte por mi situación mental y por mis pautas de vivir, me dejé convencer de algo que no estaba contemplado: acudir a consulta de un psicólogo.
Que idea más equivocada tenía (pensando en psiquiatras del siglo XIX poniendo electrodos en la cabeza de sus pacientes) e iba con mucho miedo, no mío ni real, si no de vete tu a saber quién.
Gracias a una persona, alguien muy especial para mí, acudí a consulta hace ya año y medio más o menos.
Primero fue liberador, saber que no tenías nada propio, nada auténtico ni genuinamente personal….ahora tenía un espacio para mí, un hueco para mi uso, en el que de verdad podía administrar a mi antojo…un paso, un inicio para salir de ese escenario que no era mío, para cercenar los hilos que atan la mente.
Apenas tienes algo como propio te das cuenta de que ese espacio es tuyo y ves que tuyo implica tú como ser humano, individual, consciente de su ser, de su existencia.
Por primera vez en 29 años humanos, por primera vez en 29 ciclos de traslación terrestre te ubicas, como un despertar, de que estás sentado en un sofá de un despacho bien amueblado y que tienes delante a alguien que te ofrece su ayuda, ayuda para ti, exclusivamente.
No para el amigo del que imitas su afiliación política, no de un jefe que tuviste y copiaste su manera de ser agresiva y frustrada…solo para mí.
Te ves como una persona, y eso, sinceramente, es lo más grande que me ha pasado…hasta la fecha.
Ahora es cuando empieza el trabajo, ponerse el “casco y usar los planos”, ver que todo ese espacio está lleno de tantos escombros, de maleza y trastos viejos que ni son tuyos ni pintan nada….llegó el momento de limpiar todo, de socavar viejos pilares, arrancar árboles enfermos y decrépitos, para conformar un solar, el hueco para tu existencia.
Llenando ahora sí, de experiencias vividas como construcciones sólidas, de pragmatismo crítico, de individualidad…antes de que te des cuenta sientes algo que surge de ti; lo llamas carácter.
Tus ideas fluyen ahora, pensamientos propios despiertan en tu cerebro y éste, aletargado y sin uso aparente, empieza a conformarse como el motor de tu realidad.
Todo va, con constancia y claridad a formarse.
La paciencia y el carácter recién formado, de manera un tanto expres, te van alentando en tus pasos, ahora poseo la palanca necesaria para cambiar de vía y salir del bucle oscuro que no podía ni limitar, del que no quería salir, porque no sabía que podía hacerlo.
Hoy tengo mi vida.
Sé que me queda mucho por andar, sé que tengo mucho tiempo por delante.
Pero en este momento, con mis experiencias, mis recursos, mis ideas y propios miedos puedo por fin, ser Mario, la persona que nació hace 29 años en esta ciudad.
Las sombras se alejan y el mundo, con sus zonas de luminosas y de penumbra se presenta ante mí como lo que es: mi tiempo.
Mi gran enhorabuena Mario, me he siento muy identificada. Me a gustado mucho como lo has contado. Yo estoy intentando llevar mis riendas y no delegar las.
felicito tu gran valor ….evidentemente somos varios los identificados ……lo mas importante que pudiste con coherencia