29 de enero de 2016
¿Qué es la ortorexia y cuál es su tratamiento?
En una sociedad cada vez más preocupada por el culto al cuerpo, la alimentación se convierte en un apartado central.
Todos sabemos qué es comer sano, qué son los carbohidratos y qué alimentos son los que más engordan. Ante esta situación, pueden surgir conductas obsesivas por la ingesta de alimentos sanos.
Este comportamiento se denomina ortorexia y se engloba dentro del espectro de trastornos de la conducta alimentaria.
¿En qué consiste la ortorexia?
Preocuparse por una alimentación sana es algo completamente habitual y, de hecho, un hábito de vida saludable.
La ortorexia aparece cuando esa preocupación se vuelve exagerada y patológica, cobra demasiada importancia en la vida de la persona y llega a interferir en aspectos básicos de la rutina diaria y de su propia autoestima.
Se dan comportamientos como:
- Aislamiento social, puesto que la comida y la bebida son hábitos completamente sociales; y a estos rituales se les concede una importante exagerada.
- Sentimiento de culpa al ingerir alimentos que no son considerados por el paciente como “saludables”.
- Insatisfacción al no poder llevar una dieta adecuada a los estándares autoimpuestos
- Ayuno incluso, por preferir no comer nada a tomar alimentos no considerados sanos.
El término como tal, lo acuñó el Dr. Steven Bratman en 1997 en su libro “Heatlh Food Junkies” (yonkis de la comida sana) y a partir de ahí su uso se fue extendiendo. En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que afecta a un 28% de la población en los países desarrollados.
Afectando principalmente a mujeres y adolescentes, pero también a grupos poblacionales considerados de riesgo como pueden ser los deportistas, y más específicamente, los fisioculturistas.
¿Cómo tratar la ortorexia?
Al igual que en cualquier tipo de trastorno de la conducta alimentaria, un diagnóstico y tratamiento temprano son claves, para evitar daños físicos y psicológicos de más envergadura.
El caso de la ortorexia suele ser difícil de detectar porque “comer sano” está socialmente aceptado y no se percibe que en algunos casos –de nuevo, cuando se vuelve obsesivo y central en la vida del enfermo- pueda tratarse de un comportamiento dañino.
Pero una vez identificado, un tratamiento conjunto de la mano de diferentes especialistas es muy aconsejable:
- Por un lado el tratamiento psicológico es clave para diagnosticar y plantear el tratamiento más adecuado. Con su ayuda se van trabajando los conflictos y los comportamientos dañinos autoimpuestos, y se proponen las vías de recuperación.
- Por otro lado, el tratamiento nutricional es muy relevante para establecer patrones de alimentación realmente saludables y ayudar a superar los posibles problemas físicos que hayan surgido a raíz de la enfermedad.
- Por último, el tratamiento psiquiátrico puede ser necesario en algunos casos si es necesario controlar y tratar la angustia con medicación, para hacerlo de manera controlada y pautada.