18 de diciembre de 2014
Mi terapia (una experiencia personal)

Os voy a contar mi ha sido ir a terapia psicológica, mi experiencia personal:
La primera vez que fui a terapia psicológica no quería ir.
La gente preocupada por mí intentaba convencerme sugiriéndolo suavemente una y otra vez, pero yo me resistía.
Los demás me veían mal pero yo no terminaba de aceptarlo, la verdad, no sabría decir porqué, me daba miedo, no quería pensar en ello, no lo veía para mí…..
Así que fui por probar, por complacer a quien tanto insistía, sin muchas expectativas.
Lo que puedo decir de mi proceso terapéutico, es que me ha cambiado la vida, hay un antes y un después.
Recuerdo como me sentía antes de empezar la terapia psicológica: perdida, confusa, pequeña, caótica, angustiada (sin saber que lo estaba), necesitada de ayuda sin saber como pedirla, no me conocía por dentro, no sabía porqué sentía lo que sentía, con muchos altibajos emocionales sin orden ni lógica, con reacciones ante los demás que no comprendía, haciendo cosas y más cosas para no pensar, dejándome llevar….
Me emociono recordándolo y me da ternura.
Me gustaría hablar con esa “yo” de entonces para tranquilizarla, para transmitirla que todo va a salir bien.
Lo primero que me dio mi terapia fue un espacio y un lugar. Un espacio para mí.
Con esto quiero decir que por fin me paré a pensar qué me estaba pasando y por qué.
Me detuve a reflexionar, y aunque no encontraba soluciones inmediatas, con sólo dedicarme ese tiempo y hacerme esas preguntas a mi misma sentía que me estaba empezando a cuidar.
Nunca he sido una persona proactiva para mi propio bienestar, más bien he funcionado automáticamente, o bien entregándome a manos de los demás, o bien reaccionando hacia delante impulsivamente para huir de alguna situación angustiosa.
Lo segundo que fui entendiendo, es que mi cabeza necesitaba su proceso, que las cosas son complejas, que todo tiene sus tiempos y sus ritmos y que yo debía darme el mío.
Una vez asimilado, lo fui tolerando (¡excepto algún momento de desesperación! ¡siempre los hay, claro!) y comencé a dejar salir toooodo lo que tenía dentro desde hacía mucho tiempo, aprendí a escucharme con menos censura y más cariño, intentando entender las cosas, en lugar de juzgándolas.
He realizado una inversión en mi misma que ha dado como fruto una base y una estructura, no voy a extenderme con mis detalles particulares, pero en general me conozco mucho más, me respeto mucho más, a pesar de la incertidumbre que es la vida.
No tengo tantos miedos y angustias, me veo mucho más capaz de afrontar cualquier cosa que vaya surgiendo, estoy calmada por dentro, siento que me he construido, que me cuido, me veo capaz.
He elegido mejores contextos, mejores situaciones.
He rescatado mis valores, me siento coherente, y mi relación con los demás es mucho más sana.
Sé que el camino de la vida es muy largo, que nunca se termina de aprender, que no hay un estado de felicidad continuo.
Y me gusta caminar por este sendero, con tranquilidad, sin dejarme llevar y con herramientas por si acaso, y sobre todo, con confianza en mí misma y en que seré capaz de afrontar lo que vaya ocurriendo.
Almudena Sin Apellidos