26 de noviembre de 2017

No quiero que mi hijo sea parte de la manada

#YoSiTeCreo #NoSoisManada #ManadaSomosNosotras he leído y escuchado atentamente todos y cada uno de los comentarios (en redes y medios) que está suscitando el juicio de una violación a una joven en los San Fermines del año pasado. Comentarios que escuecen, comentarios que duelen, comentarios ofensivos e insultantes, algunos politizados otros banalizados, los he leído todos porque como mujer me indigna que algunos sigan creyendo que el cuerpo pertenece a alguien más que su poseedor y me llena de ira pensar que aún hay personas en nuestra cultura que piensan que las causas de una violación pueden provenir de la víctima. También he leído los mensajes positivos, que no hacen más que poner una tirita en la herida de una sociedad totalmente carente respeto e igualdad.

Como mujer me indigna, pero como madre me horroriza pensar que algún día mi pequeño podría llegar a convertirse en un lobo hambriento de sexo sin consentimiento, que pueda premeditar con alevosía un acto tan atroz como este. Y me entra el pánico.

Desconozco los motivos por los que cualquier persona llegue a estar tan desequilibrada como para hacer algo así, pero creo que desde ahora haré todo lo posible para que mi hijo sepa que:

* El cuerpo de cada uno es privado, da igual si eres mujer u hombre.

* Un NO es un NO y además le haré entender que la ausencia de un NO, no significa SI.

* Siempre debe ser responsable de sus actos.

* El sexo es genial cuando todas las partes están de acuerdo.

* No por más débil físicamente la mujer es inferior. Nunca lo es, somos iguales.

* Si una mujer quiere estar con dos hombres es igual que si un hombre quiere estar con dos mujeres, la mujer tiene derecho a disfrutar libremente de su sexualidad, sin ser juzgada.

* NO es una invitación al sexo una sonrisa, ni un baile, ni una minifalda.

Y lo cierto es, que aunque yo me esmere en inculcar esos valores a mi hijo, la sociedad le demuestra que no existe la igualdad. Ya en su cole dan por sentado que él puede ser mejor que su amiga en mates o jugando al fútbol y cuando llegue a la universidad, a pesar de haber estudiado con muchas chicas, la mayoría de ellas no podrá ejercer su carrera en las mismas condiciones que él podría hacerlo. La diferencia está cada día en la calle y en casa, porque aunque nos esforcemos en ser igualitarios la mayoría del peso  de los hogares sigue recayendo en la mujer.

Por lo que puedo ver cada día, esta manada – al contrario que los magníficos ejemplares de nuestros montes- no está en extinción, no es la primera vez que ha pasado esto y me temo que no será la última. Tenemos un problema de base, no ha sido una simple borrachera que se desmadra, es un problema que se genera en las estructuras machistas familiares, culturales, educativas y sociales en general, que le siguen diciendo al hombre que puede mas que la mujer.  Y esto se tiene que acabar, empecemos por casa.

 

Minerva Mariño

(Madre de un preadolescente)