4 de abril de 2020
Nuestros mayores: nuestras raíces
Roy Baty – He visto cosas que vosotros, las personas, no creeríais.
Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhauser.
Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
Es tiempo de morir.Rick Deckard – No sé porqué me salvó la vida.
Quizá, en esos últimos momentos, amaba la vida más de lo que la había amado nunca, no sólo su vida, la vida de todos, mi vida.
Todo lo que él quería eran las mismas respuestas que todos buscamos: de dónde vengo, adónde voy, cuánto tiempo me queda.
Todo lo que yo podía hacer era sentarme allí, y verle morir.
Blade Runner. Ridley Scott (1982)
Nuestros mayores
El colectivo más vulnerable ante la pandemia del Covid-19, es la generación de nuestros mayores: abuelos y abuelas para sus nietos, y madres y padres para sus hijos.
Al dolor de perder a un ser querido se suma la imposibilidad de acompañarle y velarle. Esto es terrible porque los duelos necesitan ser tangibles para sentirse reales y necesitan sentirse vividos para ser llorados.
A nivel personal, son miles de tragedias particulares las que ocurren en cada familia. A nivel social, estamos viviendo la pérdida radical de toda una generación. Una generación con voz que contaba su historia, que ponía palabras a la nuestra.

@flavitabanana
Casi 2 millones de personas mayores viven solas en España y casi 9 millones viven en residencias. Muchos de ellos en situaciones de desamparo. La llamada tercera edad es un sector de la población socialmente olvidado, considerado “no productivo” y por tanto relegado a un cajón caduco y prescindible. Pero nuestros mayores son nuestra historia, personal y social.
La importancia de nuestras raíces
“Los hombres solo aprenden de sus antepasados muertos, solo de los muertos queremos aprender las reglas de la vida”. Fernando Pessoa
La historia de nuestros ancestros suele morir con las generaciones. Conocemos perfectamente la historia de nuestros padres, habitualmente la de nuestros abuelos, y si tenemos suerte, la de nuestros bisabuelos, comunicada a retazos por sus descendientes.
Lo que no sabemos es que la herencia de nuestro presente se remonta aún más allá, impregnada en nuestro inconsciente.
De nuestros mayores heredamos la transmisión de una identidad individual y social, heredamos el sentido de “ser en el mundo” desde una subjetividad particular. Formamos parte de una matriz comunicativa y relacional.
“Somos lo que somos, sabemos lo que sabemos, porque caminamos sobre los hombros de quienes nos han precedido”.
Bernardo Souvirón
Nos guste o no, somos lo que somos porque otros fueron lo que fueron, y quien olvida los errores de su historia los repite. Nuestros mayores son los guardianes y transmisores de un patrimonio cultural y social, y de una experiencia vital. Su vida es nuestra memoria.
Darles el lugar que merecen
Parece que nuestros ancianos sólo se han hecho visibles a partir de la situación extrema que estamos viviendo, y urge poner en valor a las personas detrás de las estadísticas.
Es necesaria una mirada más constructiva sobre el papel de nuestros mayores en la sociedad. Una mirada afectuosa, una mirada agradecida.
Aprovechemos entonces esta crisis para replantear(nos) y recolocar el enfoque: el lugar que les damos, el cuidado y respeto natural que merecen, porque además, será también el lugar que nos demos a nosotros mismos cuando envejezcamos.
“Nada nos envejece tanto como la muerte de aquellos que conocimos durante la infancia”. Julian Green
Artículo escrito por Silvia Igualador, psicóloga.