1 de febrero de 2018

Internet: ¡Pasen y Vean!

Algunos usuarios de Internet y las redes sociales revelan datos personales sin ser conscientes muchas veces de los riesgos que esto podría tener. No son pocos los perfiles que parecen invitar a un circo ¡Pasen y vean! El café que me tomo, la ropa que uso, el libro que leo… es por eso que os proponemos hacer una reflexión acerca de la Intimidad y la Privacidad en las redes sociales.

¿Hasta qué límite podría esto ser sano? ¿Quiénes disfrutan enseñando a sus seguidores (a veces tergiversando la realidad) una parte de su vida cotidiana? ¿Colgar vídeos de partos o porno casero nos convierte en exhibicionistas? ¿De quién es la responsabilidad y propiedad de las publicaciones? Independientemente de las condiciones legales (muchas veces no leídas y ciertamente redactadas de forma ambigua) ¿Hasta qué punto es una persona vulnerable al exponerse y cuándo este uso inadecuado se convierte en negligencia?

El diccionario define la intimidad como la parte de la vida de una persona privada  y personal, que no ha de ser observada desde el exterior, y solo debería concernir a la propia persona.

Pero en la última década, con el auge de las redes sociales, la delgada y siempre difusa línea que separa lo íntimo de lo público, parece estar cambiando y no solo abre el debate sobre el derecho a la intimidad y la privacidad, sino también  sobre sus posibles consecuencias psicológicas.

Si te comes la galleta abres las puertas del circo.

Las cookies son básicamente un sistema de rastreo que guarda la información  para ofrecer publicidad basada en el comportamiento del usuario. Al navegar por cualquier web los consumidores les dicen a las marcas de manera gratuita lo que les gusta, lo qué no, su rango de edad, la música que oye, el deporte que practica, su tendencia política y un largo etcétera, de hecho muchas veces les dan un correo electrónico para que le contacten.

Así, sin nada a cambio.

El rastro que deja una persona en Internet es útil para el marketing, pero además desvela parte de la vida, preferencias y gustos de cada uno, por lo que habría que reflexionar si se quiere que eso sea del dominio público.

Tanto en las redes como en foros se exponen opiniones y fotos, se etiquetan a las personas que se conocen, se explican los planes, se documenta, en general un aspecto de la personalidad que para algunos debería ser privado, y para otros no.

El concepto de privacidad en Internet, además, ha de ser llevado más allá de la intimidad, debemos pensar en la capacidad de mantener el control sobre la información que exponemos, tener autonomía informativa y ser propietarios de nuestros datos personales.

Tenemos derecho a compartir una parte de nuestra vida en la virtualidad con quien queramos y los medios tienen derecho a publicar la información ¿Pero hasta qué punto se está explotando lo íntimo?

Para hacer esta reflexión acerca de la intimidad deberíamos pues, analizar todas las dimensiones que conforma este derecho:

Desde el punto de vista legal y judicial existen mecanismos que protegen la intimidad, además de en la constitución española, la defensa de lo privado está protegida por muchas leyes de ámbito europeo y todos los países desarrollados contemplan un marco jurídico para este fin.

Lo cual nos debe hacer pensar en este derecho también como una lectura política acerca de las relaciones sociales, las libertades y el control de los poderes económicos y políticos. La protección del derecho de lo privado garantiza, en principio, la preservación de las personalidades que conforman la sociedad, pero siempre puede ser interpretado de manera ambigua.

Desde la perspectiva ética, compartir o difundir contenidos ajenos podría ser revisable, dado que lo que en redes se interpreta como un cumplido, podría llegar a ser una amenaza de la privacidad cuando una persona escribe o publica algo para su entorno y alguien lo comparte con terceros.

Desde el enfoque Psicológico la intimidad es fundamental para construcción y desarrollo de la identidad del individuo, es un espacio subjetivo de libertad donde ocurre un punto de encuentro con nosotros mismos, por lo que la preservación de lo íntimo está directamente relacionada con la preservación de la estabilidad  de la personalidad.

El YO virtual ¿Lo que ves es lo que soy?

En Internet algunas veces se construye un Yo público socavando la propia privacidad y a partir de la exposición, bien por desconocimiento de las consecuencias o bien con la certeza de que se está haciendo lo que se quiere.

Exposición que hace inerme al usuario frente a críticas, ataques o incluso intrusión.  Algunos colectivos desvalidos en la realidad son más fuertes en las redes, dada su anonimidad, pero en general, los perfiles personales de mayor riesgo son precisamente los que en la vida no virtual sufren las consecuencias de pertenecer a un grupo que está fuera de los cánones normativos.

En todo caso el YO que se crea en los perfiles virtuales se constituye con base en la propia personalidad, pero el enfoque de lo público puede hacer que se exagere o se mienta, o simplemente que se proyecte una realidad que no es la que se vive, consciente o inconscientemente.

Pensando en la Extimidad

En la reflexión de lo íntimo como concepto y derecho no se puede pasar por alto el termino extimidad.

Se trata de un neologismo que el psicoanalista francés Jacques Lacan acuñó agregando el prefijo ex a la palabra intimidad, para definir un concepto complejo que explica la presencia de lo real en lo simbólico y permitiendo establecer en el exterior lo más íntimo.

Sin embargo, en los últimos años, algunos profesionales de la psicología amplían el término para nombrar los cambios que los fenómenos digitales producen en la relación de lo público y lo privado, tal como sugiere Serge Tisseron (Psiquiatra y psicólogo francés) quien habla de un deseo de extimidad, en el que el sujeto quiere mostrar algunas partes de sí mismo que anteriormente eran íntimas, por la necesidad de aprobación por parte de otros. Vincula además el concepto a la autoestima a los vínculos sociales y el rechazo, marcando las diferencias con el exhibicionismo.

Dado que la intimidad es también un constructo social, se puede esperar que los limites y las fronteras entre lo privado y lo público, lo íntimo y lo extimo esté cambiando tan rápido como la sociedad lo está haciendo, en parte gracias a la digitalización.

Es por eso que es importante reflexionar acerca de nuestra postura al respecto y valorar los riesgos que puedan suponer dejar a la vista pública aspectos que consideremos que puedan ser solo de la incumbencia propia.