15 de octubre de 2015
Pensamiento positivo sí, pero ¿Hasta dónde?
El pensamiento positivo es algo que nos encontramos en todas partes: revistas, películas, libros de autoayuda, es algo de lo que todo el mundo habla: “Sé el cambio que estás buscando”, “Enfócate en los pensamientos positivos para mejorar tu visión de la vida y motivarte”.
Y realmente tienen razón, es un arma muy poderosa para enfrentarnos a nuestros retos y alcanzar nuestros objetivos.
De hecho, hay estudios que apoyan la idea de que un positivismo desmesurado puede afectar a las posibilidades de éxito.
Sin embargo, queremos establecer una serie de límites y guías para enfocarlo adecuadamente porque de lo contrario, el pensamiento positivo puede resultar mas perjudicial que beneficioso.
¿Hasta dónde debe ir el pensamiento positivo?
1. Ser positivo no está reñido con ser realista A la hora de enfrentarnos ante nuestros retos debemos mantener una actitud positiva pero también es necesario ser analítico y tener la cabeza fría. La actitud positiva nos ayudará a encararlo con fuerzas, pero debemos ser conscientes de nuestras opciones. No es lo mismo “es complicado, pero sé que puedo conseguirlo” que “si lo deseo con las fuerzas suficientes, lo conseguiré sin lugar a dudas”, la segunda opción es ingenua, está despegada de la realidad y puede generar falsas expectativas.
2. El optimismo sin fundamento puede generar desconfianza o culpa en lugar de motivación. El pensamiento positivo puede ser un arma de doble filo, porque si todo depende de nosotros mismos, no alcanzar los objetivos será enteramente culpa nuestra. La vida no es tan sencilla y necesitamos concienciarnos de ello para evitar fustigarnos: debemos aprender a valorar adecuadamente qué parte de culpa es nuestra y qué parte corresponde a factores externos.
Del mismo modo, sobre todo en el caso de personas con baja autoestima, el pensamiento positivo extremo puede generarles desconfianza y nervios porque lo somete a una presión excesiva. En este caso, no sólo funciona de cara a nosotros mismos, si no también hacia los demás y la forma que tengamos de apoyarlos y animarlos cuando sea necesario.
3.- Es necesario asumir y gestionar los fracasos porque ayudan a avanzar El pensamiento positivo no quiere decir que vaya a lograr todo lo que me proponga, sino que siempre aprenderé algo cada vez que fracase y podré crecer con ello. Con este enfoque el propio significado de “fracaso” como tal se desdibuja y se convierte en “oportunidad”.
En general, debemos asumir que no todo lo que ocurra en nuestras vidas puede ser positivo y aprender a convivir con ello.
El pensamiento positivo debe ser una herramienta para conseguir un extra de motivación y afrontar de un modo más constructivo los imprevistos.
Es cierto que se trata de algo muy útil, pero no debemos olvidar que, al fin y al cabo, no deja de ser una herramienta que necesitamos aprender a dominar para poder usarla en nuestro beneficio.