4 de diciembre de 2019

Poner límites

Los límites son línea reales o imaginarias que marcan el fin de una superficie o cuerpo o la separación entre dos entidades. Suelen indicar un punto que no debe o no puede sobrepasarse.

Los límites físicos suelen estar claros. Los límites emocionales son más confusos y hay que aprender a establecerlos.

¿Por qué es tan importante poner límites?

Los límites con los demás nos estructuran como personas, conforman nuestra identidad, definen nuestra forma de ser ante el otro… a mi YO se le da forma con los límites.

Relación entre límites emocionales y límites físicos

Nuestro mundo interno se proyecta en las cosas cotidianas que nos rodean: la comida, la casa, la economía, la ropa, la gestión del tiempo…

Por eso poner límites físicos a las cosas (poner un tope a la comida, a las drogas en caso de adicciones, cerrar la puerta y que no entre nadie si no quiero, gestionar mis horarios y mi tiempo, obtener mi propio dinero y no sentir que abusan de él o que alguien tiene poder sobre mí por dármelo…..) nos ayuda a poner límites emocionales con las personas.

El bebé y su madre:

Hasta los 18 meses, el bebé cree que él y su mamá son “todo uno”, una fusión total donde no hay límites.

Llega un momento en que el niñ@ se descubre a sí mismo como una persona autónoma y, por fin, puede ver a la madre como otro ser diferente. Esto es sano para el crecimiento del niñ@.

Con los límites se descubre la existencia del otro y, por tanto, se descubre la propia existencia

Se distingue hasta dónde tú y hasta dónde yo, como eres y como soy.

También los demás te empiezan a ver como alguien con presencia y autonomía. Esto es necesario para el crecimiento personal.

Los límites físicos y los límites emocionales están muy relacionados: ambos generan autoregulación y autonomía, que es una base para la autoestima y el bienestar.

No poner límites es:

Dejarme llevar por la vida y por los demás.

(¡Esto genera sensación de descontrol! que intenta compensarse con un exceso de control en otras pequeñas cosas).

Poner límites es:

  • Tomar las riendas.
  • Es DECIR NO cuando no quiero algo y SÍ cuando lo deseo o necesito.
  • Es decir HASTA AQUÍ.
  • Es NO dejarme llevar haciendo lo que los demás quieren por no crear conflicto.
  • Es NO terminar haciendo las sugerencias de los demás.
  • Es NO dejar que invadan mi intimidad.
  • NO dar por hecho que cualquiera puede opinar, manipular y exigir sobre mi espacio personal.
  • Distinguir lo que quiero hacer y lo que no quiero hacer.
  • Cuando alguien me falta al respeto, aunque sea alguien a quien otorgue cierto “poder”:  jefes, profesores, tutores, padres,… no consentirlo.
  • Decir NO QUIERO aunque esto represente cierto dolor al otro (dolor que muchas veces “sobredimensionamos”, no es tan catastrófico).
  • Hacerlo con las personas que más queremos (son las que más nos cuestan).
  • No dejarme liar con los chantajes emocionales, por miedo a ser “egoísta” o “egocéntrico”, este es un error frecuente.
  • No confundirme con frases como “lo hago por tu bien”, el cariño nos descoloca.
  • Es tener un ESPACIO PROPIO, una parcela privada sana que yo autogestiono (para que no explote en una parcela patológica).

¿Por qué no ponemos límites?

  1. Porque no nos damos cuenta pensando “no me importa, no me cuesta nada” y se va acumulando. Después sientes un malestar general que no sabes de dónde viene…
  2. Por temor a ser egoístas y malas personas.
  3. Por omnipotencia, y creer que podemos con todo.
  4. Por miedo a las soledad.
  5. Por automatismo, funcionar sin pensar, dejándonos llevar.
  6. Porque en el fondo nos cuesta ponernos límites a nosotros mismos, o que otros nos los pongan.

Consecuencias de no poner límites:

Inseguridad general, baja autoestima, dificultad para saber lo que quiero, falta de identidad, dependencia emocional, desconcentración, confusión.

Qué representa poner límites:

A nivel consciente: decir o hacer lo que se piensa en lo cotidiano, decidir mi propio camino.

A nivel inconsciente: formarme como individuo, con mi propia individualidad, estructurarme psíquicamente.

Creencias Populares Dañinas:

  • La familia piña “la familia que está unida debe compartirlo todo, no cuestionarse los unos a los otros y que no haya nada privado porque eso es de despreocupados y egoístas”. (Pero en realidad, el amor se sostiene en el respeto)
  • El amor idílicoel verdadero amor es que los dos sean uno, compartirlo y saberlo todo, quererse es fusión sin límites” (como el bebé con su mamá).

Esto no solo es erróneo sino perjudicial a nivel psicológico. Madurar la autonomía es básico para la salud psíquica.

Se puede:

QUERER A ALGUIEN,

COMPARTIR COSAS,

AYUDAR A LOS DEMÁS

a la vez que MANTENER PARCELAS PROPIAS,

es COMPATIBLE y MEJORA LAS RELACIONES.

Cómo hacerlo:

  • Poco a poco.
  • Primero hay que empezar por detectar las situaciones, aunque no podamos cambiar nada.
  • estar alerta y localizar cuando me sienta mal algo (a veces respondemos tan automáticamente que no pensamos si me gusta o no lo que me están diciendo).
  • Recordar que seguimos queriendo a esa persona, que no es egoísta ponerle un límite.
  • Cuando lo tengamos claro internamente empezará a salir solo.
  • Soportar la culpa inicial, ¡no estamos acostumbrados!
  • Confiar en uno mismo, ya se irá pudiendo, sin prisas.
  • todos somos personas igual de valiosas. El valor te lo das tú mismo.
  • Entender que todo no se puede, decidir-renunciar es una forma de avanzar.
  • Siendo asertiv@: decir lo que pienso, con educación y cuidado pero con firmeza, esto me hace sentirme coherente conmigo mismo, produce tranquilidad, seguridad y respeto.

Si quieres aprender a poner límites de forma sana sin sentirte culpable contacta con el Centro y te informaremos. 

Artículo escrito por Silvia Igualador, psicóloga.