14 de marzo de 2020
Recomendaciones psicológicas para quedarse en casa
Dada la situación de emergencia sanitaria, todo el mundo (nunca mejor dicho) tenemos el deber ético y social de quedarnos en nuestras casas durante tiempo indefinido.
Sigue los consejos sanitarios en una fuente oficial. Aquí nos enfocaremos en la parte psicológica.
La situación excepcional de detener la actividad ha provocado multitud de reacciones: incredulidad, desconcierto, enfado, miedo, angustia, ansiedad, desamparo, claustrofobia, preocupación… Por otro lado, algunas personas tienen la sensación de oportunidad para aprovechar el parón. No hay más remedio que parar, hagamos algo con esto.
Entendiendo que este será un proceso relativamente largo, habrá distintas fases. Por tanto, lo más importante es que vayamos afrontando las situaciones día a día.
Recomendaciones
- Anticipar provoca ansiedad, porque no es posible saber ni controlar qué va a pasar. Lo que sí podemos hacer es concentrarnos en el aquí y ahora. Vamos adaptándonos a lo que vaya ocurriendo.
- Cuidate de las ansiedades ajenas, el miedo se contagia muy rápido. Vuelve a ti y a tu propio criterio.
- Elabora una rutina. Las rutinas (flexibles) generan una estructura psíquica necesaria. Ponen límites a una cosa que empieza y acaba. Así evitamos que todo termine mezclándose, ocio, trabajo, descanso, actividades… Los niños/as también necesitan rutinas marcadas.
- Detecta los pensamientos obsesivos en bucle, y realiza algún cambio para detenerlos. Evita la sobre información, busca datos oficiales, fiables y contrastados.
- Cuidado también con la negación de la realidad, a veces como mecanismo de defensa pendulamos al extremo opuesto, negando, minimizando o ridiculizando la situación.
- Conecta con tus emociones, son válidas, expresalas.
- Mantente conectado/a con tu red social en la medida de lo posible (mensajes, llamadas, videollamadas…), elige tus tiempos. Respeta también cuando prefieres estar en soledad.
- Si convives con gente en casa, busca tus propios espacios para oxigenarte.
- Cuida los básicos: comer y dormir adecuadamente. Si es posible, haz algo de ejercicio. Descansa. Muchas veces la falta de cuidado físico provoca inestabilidad mental.
- Aprovecha para hacer todas aquellas cosas que tenías pendientes pero nunca les dabas tiempo. Tampoco te exijas si no las haces. Escucha tu propio ritmo.
- Si necesitas ayuda, pídela, no dejes que se acumule el malestar.
- No pierdas de vista que esta es una circunstancia temporal, que tarde o temprano va a terminar.
En definitiva
“Parar” es un estado que nos angustia, como individuos y como sociedad. Existe un miedo generalizado a detenerse, a no tener actividades frenéticas, planes que entretengan, exceso de trabajo que no deje pensar. “No parar para no pensar” es un síntoma.
Muchas veces paramos por obligación, cuando el cuerpo enferma, cuando nuestro trabajo se interrumpe por causas externas, cuando nos cancelan eventos….. pero nos cuesta hacerlo por decisión propia.
Así como la terapia es una forma de pararse a reflexionar, este aislamiento obligado también puede serlo. Es un momento para generar autocuidado, para vincularnos con nuestra gente, para proteger nuestro espacio mental, para detener la actividad externa y conectarnos con la interna.
Artículo escrito por Silvia Igualador, psicóloga.