12 de agosto de 2014
Respira 3 veces
RESPIRA TRES VECES: LO QUE ME DICE EL AMOR MÍO
Una persona nos escribe este texto, fruto de su proceso terapéutico personal y de sus experiencias vitales. Agradecemos su aportación.
Respira tres veces y llegarás a mí. Ven, siéntate a mi lado, hay muchas cosas que quiero decirte.
Soy tu Amor, vivo en lo más hondo de ti, en lo profundo, en un lugar alejado de tu mente y de tu ego, de esa Voz que te causa infelicidad con sus rémoras de pensamientos obsesivos, creencias arraigadas, obligaciones, fantasías vanas, historias del pasado, preocupaciones por el futuro… Soy tu Amor y vivo en y para ti. Tengo toda la vida, todo el amor para ti y todo lo que necesitas para ser feliz está en mí. Hasta ahora no eras consciente de mi existencia pero yo siempre he estado ahí esperando que me encontraras algún día. Y, afortunadamente, ese momento ha llegado.
Respira tres veces, ya estás aquí. Habla conmigo, cuéntame todo lo que tienes dentro. Suéltalo, yo sabré qué hacer con ello.
Háblame de tus miedos. No escuches a la Voz que te dice que huyas de tus miedos, que los ignores y que así desaparecerán. Respira tres veces cuando te asalten los miedos. Te cogeré de la mano y los miraremos a la cara, les daremos un nombre y una entidad con nuestras palabras. Aceptaremos que están ahí, los conoceremos y los enfrentaremos juntas.
Háblame de tu dolor, de tu corazón roto, de tu soledad, de tus heridas, de la sensación de abandono, de la sensación de rechazo. Nos escuches a la Voz que te dice que estás muy sola, que no eres querible, que todos te abandonan, que a lo mejor has hecho algo para que te rompan el corazón, que no vas a encontrar a nadie que sepa quererte… Respira tres veces y siénteme en ti, siente cómo me expando para darte todo el amor que necesitas. Con mi calor se irán fundiendo los pedazos de ese corazón fragmentado.
Háblame de tu cuerpo. No escuches a la Voz que te dice que estás gorda, que tienes un cuerpo horrible, que no te mires al espejo, que no te pongas esta o aquella ropa porque has cogido unos quilitos, que si no te da vergüenza haberte dejado así, que lo mejor que podrías hacer es ignorar que tienes un cuerpo, que es un estorbo para tu “brillante cabeza”… Respira tres veces y encuéntrame en ese lugar desde el que te habito, en ese hogar que para mí es tu cuerpo. Vamos a cuidarlo, vamos a mimarlo mediante la comida, vamos a construirlo con los mejores materiales, vamos a hacer de él un lugar apacible en el que vivir. Gracias a él podemos ser y existir. Tu cuerpo no merece un maltrato mediante la comida, no merece que no le des descansos, no merece que le hagas trabajar demasiado, no merece que lo ignores, que no tengas conciencia de él, no merece que no lo mires, ni que le digas malas palabras. No merece que lo ofendas. Gracias a él, vives. Él siempre se ha portado bien contigo, ha resistido cualquier situación y circunstancia. Respira tres veces y siente tu cuerpo, observa lo que pasa dentro de él, observa lo que sientes en tu cuerpo, lo que se manifiesta a través de él. Escúchalo mucho, él te habla bien. Es nuestro precioso hogar y necesita ser tratado con todo el amor de nuestro mundo.
Háblame de tu relación con la comida. No escuches a esa Voz que te dice que la comida es un ansiolítico, algo que te consuela, o algo que te permite ejercer el control sobre tu vida. No escuches a esa Voz que te dice que eres lo que pesas, que eres lo que comes, que tu valía como persona depende del control que puedas ejercer en tu dieta. Respira tres veces y escucha a tu estómago a través de mí. Come con hambre, come sentada y tranquila, come sin distraerte, céntrate en el milagro cotidiano que es el acto de comer, concédele el tiempo y la importancia que merecen. Come lo que te pida el cuerpo, come hasta que estés satisfecha, come con auténtico gozo. La comida está puesta sobre la tierra para darnos placer, para nutrirnos y para darnos vida. Sólo respira tres veces y escucha a tu cuerpo, él sabe todo lo que necesitas, confía en su sabiduría. Dejémosle hablar y nosotras le escucharemos desde los oídos del Amor.
Háblame de tus conflictos internos. Respira tres veces si ves que se enfrentan el “quiero” y el “tengo que”, el blanco o el negro, la responsabilidad y el placer, la ansiedad por las pequeñas obligaciones diarias. Respira tres veces y escúchame a través de tu cuerpo.
Respira tres veces y conéctate a mí siempre que me necesites. Respirar es vida y yo soy lo que te conecta con la vida. Soy el Amor que genera vida. Respira tres veces y siénteme en lo hondo, en lo profundo: estoy aquí y ahora para ti. No dejes que la Voz corte el lazo que tenemos.
Respira tres veces y siente la inmensidad y la bondad de mi Amor. Siente cómo te abrazo, cómo te beso, cómo te acaricio el pelo y los brazos, cómo te tomo de la mano, cómo te cuido, cómo te mimo, como te mezco, cómo te acuno, cómo te protejo, cómo te ayudo a calmarte. Siéntete segura porque me llevas dentro.
Respira tres veces y sé consciente de todo mi Amor. Es lo mejor que tienes y, por suerte, está todo dentro de ti, es todo para ti, depende solo de ti. Es solo tuyo y nadie puede quitártelo. Nadie. Es exclusivamente tuyo. Mi Amor no te va a rechazar, no te va a herir, no te va a abandonar porque solo sabe quererte: esa es su finalidad en este mundo. Darte el mejor amor: el de ahora, el que te ha guardado durante estos años y todo el que esté por venir. Y ese Amor es mucho, inmenso, infinito. Y solo a tres respiraciones hacia dentro de ti.
Ya lo sabes: RESPIRA TRES VECES.
Te quiero.