22 de junio de 2020
Síntomas de depresión y ansiedad en la “vuelta a la normalidad”
Aunque lentamente, y desde luego más despacio de lo que muchos desearían, la llamada “desescalada” va progresivamente haciéndose realidad, y con ella se van retomando las actividades que hasta hace no tanto daban forma a nuestra vida cotidiana.
Para mucha gente, sin duda, el momento más esperado de los últimos meses, la línea de meta de un tiempo de esfuerzo extra. Pero para otras personas, un momento difícil en el que toca hacer frente a un nuevo cambio, una nueva transición, y aún sin terminar de entender con todo detalle en qué consiste esta “nueva normalidad”.
¿Qué tipo de mundo es el que nos aguarda ahora? ¿Cuáles serán sus nuevas reglas? ¿Que habrá de nuevo en él? ¿Cuáles serán las pérdidas? Y, sobre todo, ¿sabremos hallar la forma de ser felices en él?
Y es que, frente a la idea de “liberación” con la que muchos afrontan el final del confinamiento, como si este fuera un acontecimiento simple y obvio, lo cierto es que el momento puede entrañar toda clase de dificultades para algunas personas, que han de encontrar su voluntad para afrontarlas, y su capacidad para adaptarse.
Así, eso que de forma genérica viene en llamarse “desescalada” o “desconfinamiento”, tiene para cada uno de nosotros un significado diferente.
A poco que se piense detenidamente, advertimos que se trata de un proceso individual, una senda de recuperación de la vida cotidiana que necesariamente no puede ser ni significar lo mismo para cada uno de nosotros, y en cuya travesía, y en cuya vivencia, pueden comparecer ciertas problemáticas. No es extraño que estos tiempos vengan acompañados de ciertos síntomas de depresión y ansiedad.
Lejos de ser algo insólito, forma parte de la fenomenología propia de los grandes momentos de cambio. Etapas de nuestra vida en que las condiciones generales de nuestro entorno, nuestras conductas, nuestras costumbres, esas que conforman nuestra vida diaria, sufren grandes modificaciones. Y ese proceso de adaptación a todas las viejas actividades y costumbres ya es, en sí mismo, una actividad, una prueba más que dificulta alcanzar el sosiego que todos esperamos al final del proceso.
Síntomas de depresión
Entre las problemáticas que pueden afectarnos en estos procesos de cambio, una de las más frecuentes es el de sentir y atravesar alguna forma de depresión. No importa que uno no haya presentado tendencias depresivas anteriormente, ni tampoco que, en general, no seamos personas melancólicas, ni especialmente taciturnas; los grandes cambios, y sin duda el que atravesamos en este momento lo es, puede hacer aparecer ciertos síntomas de depresión.
Por ejemplo, momentos en los que nos sentimos tristes, en los que nos vemos inundados por una aflicción, apesadumbrados sin un detonante claro, o una razón concreta… más allá de un desconfinamiento que a priori deberíamos vivirlo como “una buena noticia”.
¿Qué sentimos?
- En general, instantes pesarosos en los que nos cuesta encontrar las fuerzas para seguir adelante, para poder afrontar las adversidades más cotidianas de nuestro día a día, como si se tratara de grandes retos imposibles de abordar. Llega el momento de poner fin nuestro encierro… y resulta que sentimos cansancio, agotamiento, como si estuviéramos faltos de energía.
- Otra forma de vivirlo es la de padecer un cierto estado de ánimo irritable, que puede provocar reacciones inesperadas y desagradables con las personas que nos rodean, incluso tratándose de personas importantes para nosotros, a las que no por ello dejamos de querer. Y, producto de ello, no es extraño que nos alcancen sentimientos de culpa, de baja autoestima, o incluso que lleguemos a reprocharnos respuestas y reacciones que en el fondo sabemos que no son las más adecuadas. Toda una forma inesperada de volver a la normalidad, ¿verdad?
- Otro síntoma de depresión es el de la dificultad para alcanzar la concentración en nuestras tareas. Lo que nos impide desarrollar con normalidad las actividades de la vida, o las tareas de nuestro trabajo, al que muchos nos reincorporamos en estos momentos, o incluso puede afectarnos a la hora de movernos con naturalidad en los contextos sociales, en presencia de otras personas, como las reuniones, o las ocasiones en las que tenemos que trabajar en grupo. Como resultado de todo ello, puede suceder que nos entreguemos a una cierta inactividad, una cierta desconexión, … una desesperanza.
Sin embargo, los síntomas de depresión no solo incluyen nuevos y oscuros sentimientos, también nos impiden disfrutar de aquellas actividades que en otro momento nos llenaban de alegría y de deseo.
La paradoja de atravesarlas en pleno desconfinamiento es la de no ser capaces de reencontrarnos con las cosas que siempre nos habían hecho felices. Se trata de una experiencia de pérdida del placer asociada a las cosas que más nos gustaban, que aparecen descoloridas, o incapaces de provocarnos la felicidad de otros momentos.
Síntomas de ansiedad
Sin duda, la ansiedad nos ha acompañado a muchos de nosotros a lo largo del confinamiento, quizás por el advenimiento de una “normalidad” indeterminada que ya duraba meses y que nos lanzaba toda clase de cuestiones y de dudas a la hora de abordar nuestro futuro.
Es normal que todos afrontemos este cambio de estado con expectación, e incluso con impaciencia por retomar las actividades que más nos gustan, como los reencuentros con nuestros amigos, o con nuestros familiares.
Sin embargo, como decíamos, cada persona hace su propia vivencia de este singularisimo momento que estamos viviendo, y la lógica excitación del instante puede conducirnos a momentos de nerviosismo, en los que nos sentimos agitados, notamos nuestro ritmo cardíaco acelerado y hasta nuestra respiración parece ir más deprisa de lo normal.
Son algunos de los síntomas de la ansiedad, una de las aflicciones sobre la que más información hemos buscado durante los meses del confinamiento, y que podría estar muy relacionada con el bombardeo constante de informaciones acerca del estado de la pandemia, los riesgos de contagio, las medidas de seguridad y todas esas nuevas preocupaciones que han llegado a nuestra vida y que requiere de nuestra atención.
En conclusión, es lógico y natural sentir estos síntomas, tanto depresivos como ansiosos, debido a las circunstancias. Pero si notas que te sobrepasan, que se desbordan y no puedes manejarlos, que impiden enfrentar tu día a día, no dudes en pedir ayuda o información.