Vigorexia o dismorfia muscular
¿Qué es la Vigorexia?
La Vigorexia o Dismorfia Muscular es un trastorno psicológico caracterizado por la presencia de una preocupación obsesiva por el físico y una distorsión de la imagen corporal (dismorfofobia).
Esta enfermedad no está reconocida por la comunidad médica internacional, y tiene muchos detractores, pero se trataría de un trastorno emocional donde las características físicas se perciben de manera distorsionada, al igual que lo que sucede cuando se padece anorexia.
La persona se siente con carencia de tonicidad y musculatura (aunque objetivamente no sea así), llegando a obsesionarse por su estado físico hasta niveles patológicos y sintiendo una necesidad obsesiva de realizar ejercicio físico, de manera excesiva y/o compulsiva, para mejorar su aspecto corporal.
Realiza dietas específicas para el aumento de musculatura y puede consumir anabolizantes.
Es frecuente que la vigorexia esté acompañada de anorexia o la bulimia, creando una imagen desfigurada del físico de la persona.
La enfermedad puede ser mortal. Una de sus complicaciones es la atrofia del músculo cardíaco, debido a la falta de sangre por su aumento de tamaño.
¿Qué diferencias existen entre la Anorexia Nerviosa y la Vigorexia?
Aunque la Vigorexia o Dismorfia Muscular es muy similar a la Anorexia Nerviosa, también se dan un número de diferencias muy importantes:
- La auto-imagen en la anorexia es de obesidad; en la vigorexia es de debilidad, aunque en algunos casos, existe la imagen de obesidad.
- En las mujeres es más frecuente la anorexia y, por el contrario, la vigorexia es más padecida por personas de sexo masculino, pero se pueden dar ambas problemáticas en ambos sexos, e incluso a la vez.
- Cuando hay consumo de fármacos, en la anorexia se usan laxantes y diuréticos; en la vigorexia, anabólicos.
¿Qué tratamiento debe realizar una persona que padece Vigorexia?
El tratamiento debe ser psicológico, ya que se debe intentar cambiar la conducta de la persona, su autoestima y su pánico a un fracaso.
No debe olvidarse que la práctica de actividad física genera una serie de alteraciones corporales, como la segregación de hormonas, tal es el caso de las endorfinas, que producen una adherencia o “enganche” a la práctica de actividad física cuando el estímulo producido por la actividad física es producido de manera repetida y continuada.
Sin embargo, esa especie de adicción que se crea con la práctica sistemática de actividad física, como con el deporte, no es contraproducente mientras se mantenga en niveles normales y no se convierta en obsesión.
No obstante, debe tenerse en cuenta la naturaleza distinta de este fenómeno comparado con el de la vigorexia: mientras que la adherencia a la práctica de ejercicio físico se debe sobre todo a procesos fisiológicos, la vigorexia se debe a un problema de carácter mucho más psicológico.
Siempre que se practique deporte o cualquier tipo de actividad física de manera controlada, sin excesos y atendiendo a las características personales, esta práctica resultará beneficiosa.
La obsesión de estas personas por su cuerpo les lleva a pasar un gran número de horas practicando deporte, habitualmente suelen ser más de 8 horas en el mismo por día, produciendo el aislamiento social, o incluso a consumir productos dopantes.
Al igual que otros problemas de alimentación, esta enfermedad es como un ICEBERG: la parte externa y más pequeña son los síntomas (psicológicos y conductuales), pero debajo de la superficie nos encontramos con el mundo emocional de la persona, ésta es la parte oculta.
El proceso de curación de la Vigorexia:
- Requiere un tratamiento largo y especializado, pues en él intervienen muchos factores.
- Es una enfermedad de larga evolución. Esto significa que, igual que la persona no desarrolló el problema de forma repentina sino gradualmente, lo mismo ocurrirá con el proceso de curación: ha de ser gradual.
- Los efectos del tratamiento, por tanto, se verán a largo plazo.
- Además, estos efectos serán de dentro hacia fuera (primero se dará un cambio de actitud, y emocional y más tarde los síntomas desaparecerán).
- Hay que confiar en el proceso. Los síntomas irán desapareciendo paulatinamente a medida que la persona se va sintiendo más fuerte y con las riendas de su vida.
- Hay diferentes fases, o altibajos. La persona combina períodos de relativa normalidad o euforia con recaídas más o menos fuertes, crisis o “bajones”.
- Existen diferentes ritmos en la evolución de cada caso y diferencias individuales.
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