18 de octubre de 2017
Una de Ocho
Espero que no seas tú, la que está leyendo esto, a la que le toque. Pero las estadísticas están ahí, una de cada ocho mujeres padecerá de cáncer de mama en algún momento de su vida.
Puede que estés sensibilizada y te tomes en serio la prevención, que te hagas tus controles rutinarios o que le temas a la mamografía. Quizás uses ahora un lazo rosa en señal de apoyo o puede que simplemente pienses que “eso” no te va a ocurrir a ti, puede que lleves una vida saludable o no… de igual manera podrías ser Una de Ocho.
Mira a tu alrededor, ¿con cuántas amigas quedas a tomar el café? ¿Cuántas mujeres hay en tu familia? ¿Y si fueses tú? ¿O si fuese ella? Me ha pasado a mí y por eso te diré lo que podría pasar si tú fueses Una de Ocho.
Un día te llaman a la guerra, solo que no estarás preparada ni te habrás alistado voluntariamente, tendrás que ir. Entonces sentirás que el mundo se te echa encima, sentirás miedo como nunca has sentido, pánico de las consecuencias que puede tener la enfermedad, culpa por el dolor que sufrirán las personas que te quieren, incertidumbre por no saber cómo reaccionarás al tratamiento, angustia ante todo lo que te espera. Si eres Una de Ocho te ha tocado luchar y créeme: lucharás.
Si eres Una de Ocho te plantearás muchas cosas, por momentos no sabrás como seguir adelante con tus rutinas, querrás arreglar muchas cosas antes de empezar el tratamiento y probablemente te preocupará más que los demás estén bien, tu vida habrá entrado en otro capítulo del que desconoces el final y te preguntarás si tienes la fortaleza mental para enfrentarte a esto.
Intentarás entenderlo, necesitarás una explicación, una justificación, una causa, pero puede que no la encuentres, maldecirás el azar y quizás llegues a auto compadecerte. Pero en algún momento de tu proceso aceptarás que ésta es ahora tu realidad, que esto es lo que toca y descubrirás que en alguna parte de ti hay una guerrera que adoptará una actitud activa.
Te darás cuenta de que el cambio físico es radical, pero el mental es mucho más profundo. Te enfrentarás a lo desconocido cuando empieces el tratamiento, es ahí cuando realmente te sentirás enferma, cada mujer es diferente, pero puede que llores al ver tu pelo caer, te costará hacerte con una peluca o un pañuelo que te haga sentir cómoda, puede que para ti lo peor sea enfrentarte al momento en el que te confirman que te quitarán un pecho o los dos, y quizás tendrás dudas acerca de tu feminidad, te aterrorizará imaginarte distinta, sufrirás al ver tus sujetadores o al deshacerte de las blusas que ya no te apetece ponerte. Quizás llegues a aprender tanto de la quimio o la radio que en algún momento se haga tu rutina o termines hablando de ella como quien habla de ir a la farmacia.
Puede que te ronde el fantasma de la maternidad, que tengas miedo a no poder tener hijos o dejar huérfanos a los que ya tienes, puede que pienses en lo peor en algún momento.
Si te toca ser Una de Ocho algunas personas te mirarán por la calle con pena y tú sentirás rabia, dolor y hasta lástima. Unos días te sentirás muy mal, otros peor, pero habrá días en los que sentirás que puedes con el mundo entero y que eres sobrenaturalmente fuerte y que la guerra nos es suficientemente dura para una mujer tan valiente como tú.
Desarrollarás empatía por el dolor ajeno, dejarás de lado las cosas que hacías antes para sentirte segura y te darás cuenta que la fortaleza siempre estuvo ahí, dentro de ti. Esta enfermedad te dejará mucho más de lo que te quitará, te hará replantearte tu vida entera, agradecerás cosas que antes creías que te venían dadas. Aprenderás el verdadero sentido de la palabra resiliencia y amarás cada centímetro de tu cuerpo.
Si te toca ser Una de Ocho quiero que sepas que las cifras de supervivencia rondan el 83% una vez pasados los 5 años desde el diagnóstico. Y que sepas también, que si necesitas ayuda hay muchas personas dispuestas a tenderte una mano o a llorar junto a ti. Recuerda que el cáncer está en tu pecho pero tu mente es una herramienta más para combatirlo, no se trata de que seas positiva siempre, es una cuestión de respetar tus sentimientos, tus emociones y manejar tus miedos. Todo lo que sientas será autentico y tienes derecho a vivirlo como mejor puedas o quieras.
Si eres una de ocho no estás sola.